Ni una sola queja.
-En Suecia, las personas pueden circular libremente. 350 muertos
- En Alemania, se permite salir a pasear y hacer deporte. 2.800 muertos
- En Portugal, no hay confinamiento legal, solo recomendaciones de distancia social y prohibición de juntarse mas de 5 personas. 600 muertos
- En Corea del Sur, confinamiento obligado solo para contagiados y quien tenga relacion directa con un contagiado. 230 muertos
-En Noruega, Austria, Dinamarca, similares medidas y parecidos resultados.
- En España. Confinamiento obligado total por ley para todos. 22.000 muertos, record mundial en muertos por millón de habitantes. (Que sepamos oficialmente)
Y ni una sola queja. A pesar de las medidas y todos sus muertos, ni una sola queja del pueblo.
NI una queja por ese confinamiento que recorta derechos esenciales y libertades básicas en una democracia. Ni una sola queja a pesar de los terroríficos resultados obtenido. Ni una sola queja, ni una sola pregunta sobre si quizá, hay otra forma de hacer las cosas al margen de obligar a todo un pueblo, a estar en sus casas.
Un pueblo adormecido durante 24 horas por unas televisiones que solo muestran buen rollo, sonrisas y aplausos en los balcones, pero jamas nuestros muertos. Una televisiones que te dicen que no salgas ni a comprar el pan, que lo compres una vez a la semana y te quedes en casa el resto de tiempo, coaccionándote y tratando como irresponsables a quienes cumpliendo la ley, lo compran, válgame Dios, todos los días. Unas televisiones que señalan, como si fueran asesinos o terroristas desalmados, a algún incauto que se la ha ocurrido sacar a su perro a hacer pis a un monte desierto.
Pero ni una sola queja.
A pesar de todas las medidas gubernamentales de recorte de derechos fundamentales, medidas que no han tomado en otros países que les ha ido mejor y que a nosotros nos han llevado al mayor numero de muertos del mundo, ni una sola queja por un pueblo que está inconsciente y adormecido.
Ni una sola queja.
Aunque no puedas ni salir a enterrar a tu madre o a tu padre, ni a llorarles, ni a verles antes de la muerte y sin embargo, 6 u 8 tertulianos de medios de comunicación cómplices, puedan juntarse para insistir con el quedarse en casa y lo bien que lo estamos todos haciendo.
Y ante tal recorte de derechos fundamentales, ni una sola queja, solo comprensión, aceptación y apoyo por parte de todo un pueblo, que te crucifica si consideras que, como hacen otros países, hay otras formas que no sean el total confinamiento. Un pueblo, el mismo pueblo, que un día, no hace mucho tiempo, se quejaba e indignaba ardientemente porque un perro murió a causa del ébola, llamando por ello asesino al gobierno.
Todo un pueblo que sí se queja e indigna, pero no ante el recorte de sus libertades y derechos o por el numero causado de muertos, sino que enrabietado, en esto sí, conforma una policía popular, como en la época nazi con los judíos o en la calvinista con las brujas, donde mira con recelo y apunta con el dedo, a quien aunque cumpla la ley, se salta los dictados sacando el perro, comprando el pan y yendo al supermercado habitualmente. Y quien no forma parte de ello, simplemente calla, se encierra en su casa y no dice nada, no vaya a ser señalado por la la otra parte del pueblo.
Triste pueblo, ese que por un lado tiene a la policía popular, mezquina y envalentonada por los dictados de sus gobernantes que insulta, enrabietada y segura sobre la base de una moral retorcida, al vecino entredientes o desde el balcón y por otro, al resto, acobardado, oculto, acomplejado y en silencio.
En fin, es la historia de un pueblo adoctrinado, arropado en su propia masa, dogmático y convencido éticamente de que el brutal recorte de libertades y derechos es el camino, a pesar de que ese camino nos haya llevado a llorar por el record mundial de muertos por millón de personas y a poner al borde de la ruina a millones de familas. Y todo ello, teniendo como ejemplo a otros países, que mas respetuosos con el ser humano, sus libertades y sus derechos, han contenido mejor la pandemia, han logrado salvar miles de vidas y millones de pequeñas empresas y empleos.
¿Y ni una sola queja por parte de este, mi amado pueblo?
Original de: "La izquierda ha perdido la cabeza"